Saturday, April 07, 2012

Carta a un editor


Estimado Editor:

 "Al fin y al cabo lo complicado no es transmitir lo más fielmente posible tus sentimientos... sino saberlos neutralizar, acallarlos y trascenderlos para poder llegar a construir un relato que vaya más allá de la subjetividad más profunda."

Llevo tiempo pensando en esa parrafada que soltó un conferenciante hace unos años en la convención de literatura hispana de San Francisco. ¿A qué se refería con eso de trascender los sentimientos?
Siempre he pensado que la clave de los grandes escritores era precisamente su facilidad para comunicar con belleza sus pensamientos... pero al parecer estaba equivocado.

Cuanto más lo pienso más me hago a la idea de lo cavernoso que supone el mundo de la literatura. ¿Cuál es, en último término, la pretensión de aquel que plasma en palabra escrita aquello que tiene en su mente?
Quizás no es más que una simple llamada de atención. Yo también soy escritor y no puedo negar que cuando escribo y lo hago público, estoy pidiendo inconscientemente un poco de atención sobre algo que pienso que se me da bien.
Resulta que la experiencia y los portazos editoriales en las narices me han hecho comprender que estoy lejos de dominar esto de la escritura literaria.

Sin embargo, sigo escribiendo, sigo tratando de que la gente conozca aquellas historias que mi mente crea y que surgen de experiencias propias y viviencias concretas.

Todo puede que nazca de la esperanza de que algún día pueda ser reconocido y admirado. De que la gente experta me mencione y de que los teóricos me citen.
O quizás de un simple juego de distracción con el aburrimiento, fuente de todo mal y origen de todo sufrimiento.
A lo mejor se trata de deshaogarse. De tratar de darle sentido a todos los miedos y las indecisiones que han poblado mi cerebro.


No sé porqué; cuál es la razón de que siga escribiendo y de que le mande a usted esta carta.
Quizás la razón que me llevó a rajarme la camisa y permitirle que apunte al pecho desnudo es simplemente estética. Si consigo llegar a usted con una carta desnuda de eufemismos y barroquismo puede que vuelva a considerar releer mi novela.

Sé que mi novela no es lo que usted esperaría encontrar como material comercial, como algo de éxito masivo. No, soy consciente de que no le he enviado un best-seller en potencia, pero ¿Y no es acaso esto mismo lo que hace de las buenas novelas clásicos imperecederos? Lo mejor de todo es que de esto mismo habla mi novela y usted ha mirado para el otro lado aún siendo consciente de la potencia futura de la obra.

Le repito que creo que una de las razones por las que sigo escribiendo es la esperanza de alcanzar cierto reconocimiento. Por ello confío en que tome en consideración revisar su juicio acerca de mi novela. Puede que esta vez caiga en gracia.

O puede que se ría de todo esto y que me tome por un pesado autorucho  más de los tantos que barre su conserje o su secretaria todos los días.

Eso se lo dejo a su elección.

Por mi parte me vuelvo a vestir y a seguir cosiendo pantalones.


Atte,

J.K. Toole. *


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(*) J.K. Toole es el malogrado autor de "La Conjura de los Necios" (A Confederacy of Dunces - 1980). 
Para saber más: 
WIKIPEDIA

Thursday, March 22, 2012

Ida y Vuelta



Ya se podía distinguir la cima.
Sólo unos metros más...
El sol nunca descansaba a esas latitudes y su cuerpo llevaba demasiado tiempo a su merced. El sudor que le recorría todo el cuerpo y que caía a borbotones por su cara apenas le dejaba abrir los ojos.
Sólo unos terruños más...
Sus manos descarnadas y llenas de arañazos no podían soportar su peso mucho tiempo más. El dolor que su cerebro recibía de todo el esqueleto ya era demasiado insportable.
Sólo unas piedras más... Y llegó.
Después de años escalando consiguió conquistar la cima. No recordaba a nadie que hubiese llegado a dónde estaba él.

Entonces durante unos segundos tuvo una sensación de liberación y orgullo que parecía justificar todo el esfuerzo anterior.
No fueron más que eso, unos instantes. Enseguida se puso de nuevo el petate y el sol y la luna le acompañaron, por turnos,  de nuevo hacia el pueblo.
Sabía, después de todo, que abajo nadie le querría.

........

Muchas gracias, señor Platón.

Wednesday, March 14, 2012

Hojalata blues


El viejo reloj de pared estaba a punto de marcar las 6 y media de la tarde... hasta sus agujas se marchitaban. Todo se hallaba en una calma espesa en la cocina.
Escondido tras un torre de palillos "made in Navalmoral de la Mata" y un bote añejado de sal marina, nuestro amigo observó con melancolía aquello que un día fue su territorio. Gozaba de una visión privilegiada desde su altiva posición dentro de la cocina y pasaba la mayor parte del tiempo viendo pasar a mamá y a papá de un lado para otro. "Ya no se movían con la soltura de antes... los años hacen mella..." suele pensar.

Llevaba varios años jubilado.
Todavía recuerda el día en que mamá trajo, como si se tratara de un día más, las bolsas de la compra con la comida y los productos de higiene. Algo nuevo se asomó de entre los paquetes. Era de mediano tamaño y sobresalía entre naranjas y limones. Nunca lo había visto antes. Las alarmas se encendieron cuando oyó a mamá decirle a papá: "mira lo que he comprado en el mercado, ahora ya no tenemos que moler el café, viene ya molido, así nos ahorramos un buen tiempo y además sale más barato".
Por aquel entonces, estaba en su momento más glamuroso. Solían ponerlo entre los cubiertos y la vieja radio. Por las mañanas le despertaban, le llenaban la cabecita de cafe en grano y le hacían girar su deslumbrante manivela. Ningún granito se le resistía. Alguna vez papá mencionaba la grandeza de "el arte de hacer un buen café" y a nuestro amigo se le hinchaba su pechito de hojalata lleno de orgullo, "yo formo parte de esa obra de arte" solía pensar...

Pero los tiempos habían cambiado. El esmalte reluciente de sus días de artista había ido desapareciendo y su azulada piel de metal se veía ahora rodeada de lunares de óxido. Ya no tenía la fuerza de antaño. Ahora no era más que un viejo molinillo de café.
Los peores augurios se cumplieron y, en un abrir y cerrar de manivela, su estatus de estrella del desayuno pasó a los anaqueles del recuerdo. No fue, digamos, una caída directa... poco a poco fue notando como su barriguita dejaba de dar el buen café molido que antes ofrecía a la vez que sus engranajes se iban mellando como los dientes de un anciano: era hora de dejar paso a "lo nuevo".
Se resignaba, con cierta melancolía, pensando que quizás con su retiro no sólo se perdía una determinada manera de "crear un buen café" sino también una forma de desayunar... y por qué no, una manera de vivir la vida.

Las 6 y media de la tarde según el añejo reloj y en la cocina había un ambiente seco y tranquilo. Nada se movía... Al instante, de la puerta que comunicaba la sala con el saloncito, apareció Mamá y un chico joven. Era alto y bastante desgarbado, vestía camiseta negra con algún superhéroe de comic dibujado en ella. Sus gafas y el corte perfectamente imperfecto de su pelo le recordaba a ciertos alumnos que había tenido Mamá en casa. "¿Qué hará por aquí?" -se preguntó nuestro protagonista.
...
-¿Así que tú eres amigo de Jorge? -Comenzó preguntando Mamá- ¿Y qué tal le va? ¿Ya acabó la universidad?
-Que va, Señora. Tiene para rato. Aún le faltan créditos para terminar 3º...
Tras sentarse en sendos banquitos blancos alrededor de la mesa y tener una escasa conversación acerca de la ocupación del chico, Mamá levantó el dedo señalando la zona donde nuestro amigo azulito descansaba.
-Pues es ese. Lo tengo en casa desde hace unos cuantos años, perteneció a mi Madre y cuando nos mudamos lo empezamos a utilizar para moler café porque a mi marido le gusta el café recién molido -Explicó Mamá- Ahora hemos comprado un molinillo eléctrico y.. bueno, nos da pena, pero ya no usamos este.
-Oh, es genial!! -Dijo el chico levantándose de una vez del banquito- Pensé que estaría más machacado pero la verdad es que está casi como nuevo.
-Sí, pero no te voy a negar que ya no muele el café como antaño -Reconoció Mamá.
-No se preocupe por eso, señora. Eso es lo de menos para mí.
-Claro, claro. -Concedió Mamá- Pues nada si te gusta, por 10 euros es todo tuyo.
-Perfecto, pues me lo llevo enseguida que tengo que ir todavía a hacer algunas cosillas.
Cuando terminaron la transacción económica, Mamá cogió del lomo al bonito molinillo y se lo entregó en una bolsita al Chico.
-Pues aquí tienes. Un placer y dale un abrazo muy fuerte a Jorge si le ves.. es una pena que se haya echado a perder, era una chico tan aplicado en el colegio...
-Gracias, señora. Ya le diré que le manda saludos "su profe favorita" como suele decir él.

3 minutos después nuestro amiguito asomó el hocico por el ojo de la bolsita y vió pasar la ciudad a toda velocidad. Estaba en el asiento del copiloto del Chico joven... Nunca había visto nada parecido. Estaba anocheciendo y ya se habían prendido las primeras farolas. El coche fue recorriendo la ciudad a toda velocidad con el ritmo que le daba algún grupo de música rock de los que solían emitir por la radio.
Por fín, unos quince minutos después llegaron al destino. El chico aparcó el coche, apagó el motor y las luces, cogió su nueva adquisición y se dirigió al portal que estaba enfrente. Tras unos minutos de ascensor tuvo una pequeña conversación con la vecina en la que la señora le trasmitia su alegría al haber visto al chico en la tele ("Cuando le ví en la tele, avisé a todo el vecindario! estábamos todos la mar de contentos!"). Parecía que el chico estaba acostumbrado a que le dijesen ese tipo de cosas ya que no se inmutó demasiado. Sonrió, le explicó cómo era en persona el presentador (a petición, por supuesto, de la vecina) y se dirigió a su puerta.

El piso del chico era todo un museo de cosas viejas. Una columna de vinilos presidía el centro del salón y todos los aparatos debían tener más de veinte años, salvo el portatil que había encima de una mesa de madera al lado de la ventana.

La bolsita dejaba entrever la cantidad de cosas que Mamá hubiera tirado hace tiempo de vivir en aquella casa. Posters gastados, un par de maletas viejas acostadas contra la pared, una bicicleta que compartía traje de lunares oxidados con nuestro amiguito el molinillo... Todos eran objetos que compartían algo con él, además de su tono oxidado. Eran como despojos de tiempos felices; cacharros que habían sido útiles en su juventud, cuando solían trabajar a destajo para transportar, lavar, entretener, escribir o sacar punta a los lápices. Lo que Mamá llamaría "trastos viejos".

El chico lo sacó de la bolsa, le abrió la cabecita de metal y con un pañuelo le limpió delicadamente los rastros de una época en la que el café se hacía diferente. Después continuó el proceso con el cajoncito de metal. Lo cerró todo y se lo llevó a la cocina para colocarlo entre una vieja cafetera express y una figurita de un mono de metal con platillos.

Enseguida supo que ahí sería feliz. 
Rodeado de viejas glorias de la cotidianeidad del hogar y disfrutando de un acceso privilegiado a unas  preciosas vistas del centro de Madrid que se proyectaban desde un gran ventanal que llenaba de luz toda la cocina.

A la mañana siguiente el reloj de pared redondo marcó las 7 y media. El chico entró por la cocina con cara de haber terminado una lucha reciente entre la vigilia y el sueño y se acercó a preparar tostadas para el desayuno en una reluciente tostadora nueva.
Esto ya se lo sabía de memoría. Había pasado ya cientos de veces. Abriría el cajón de encima de la nevera o el armario que tenía a su izquierda y sacaría un saquito de esos comprimidos de café molido... o quizás tendría guardada la máquina esa de la que le había hablado el vecino a Mamá una tarde tras haberle invitado a tomar la merienda, "¿Pero sigues utilizando la cafetera express? Mujer, si ahora con las máquinas de café instantáneo te ahorras un montón de tiempo". Algo habitual para él, relegado a trasto inútil de cocina.

Sin embargo, tras sacar las tostadas y la mermelada de la nevera se acercó a él y lo colocó en la mesa. Sacó del armario un saquito diferente a todos los que habia visto desde hace tiempo. Esta vez no eran granos molidos, sino puros granos de café. No se lo podía creer. Ya ni recordaba su forma, su textura...
Le abrió la cabecita y se la llenó de granos hasta que no cupieron más. Lo plantó en la mesa y empezó a darle vueltas a su manivela.

No funcionaba. No daba vueltas.

Más tarde recordaría que algo parecido le pasó al rallador de queso con el que compartió lugar en la cocina durante años. Una vez dejó de girar la manivela y antes de que pudiese despedirse de él, cayó por el agujero de la papelera.
El chico empezó a ponerse rojo e hizo fuerza. cada vez más fuerza, y más fuerza, y más... Hasta que no pudo más y lo soltó.
"Es el fin" pensó él. "Ahora sí que ya no sirvo para nada". Tantos años había estado esperando una oportunidad y ahora ya era demasiado viejo.

El chico volvió al rato con un destornillador y un martillo. "No, déjame al menos de una pieza" suplicó en silencio. 
Lo cogió por abajo y le sacó todo el café sin procesar. Ahí estaba con el instrumental necesario para convertirlo en pedazos de hojalata.
"Déjame de una sola pieza, por favor, de una sola pieza..."

En ese momento, el chico empezó a urgar en sus engranajes y de pronto:

"crac crac".

El chico paró, dejó el destornillador encima de la mesa, cogió una pinzita que tenía entre los cubiertos y con ella le sacó un pedazo de grano de café. 
Debía estar dentro desde la última vez que Mamá lo usó. Al chico se le debió pasar al hacer la limpieza con un pañuelo. 

Nuestro molinillo estaba con su corazoncito de lata en un puño. "Ahora es mi momento" pensó.
Ya con el café de grano puesto otra vez dentro, el chico comenzó de nuevo a darle vueltas a la manivela.
Ahora sí. Un rayo de sol de la primera mañana entraba por la ventana mientras nuestro amigo disfrutaba moliendo café. Los granos se destruían con la facilidad de antaño y tras unas cuantas vueltas de manivela el café estaba preparado. Le abrió el cajoncito y ahí estaba. Café recién molido listo para la cafetera.

...

Cuando el chico terminó su café, se levantó de la mesa  para lavar la taza y la cafetera. 
Después  se dispuso a limpiar su reciente molinillo de café cuando notó, extrañado, como una lagrimita que parecía salir del lugar donde se ponía el cafe sin moler recorría todo el cuerpo azul de lata.




Friday, October 28, 2011

Nuevos Tiempos

Incorrecto.

Meditápolis no ha muerto.

Sigue vivo... en Twitter

Nos vemos pronto...
...O eso creo.

Friday, May 27, 2011

Partitocracia (I)

Durante el siglo XVIII se produjo un interesante fenómeno histórico en los países de la vieja Europa. 
 Los grandes hijos del occidente post-colonial llevaban décadas estancados en un proceso de enrocamiento que Tocqueville popularizó con el término de "antiguo régimen". En las colonias de ultramar  comenzaban a bullir movimientos que pedían más autonomía para el como americano (primeros desmarques de lo que vendría después con la independencia de Estados Unidos). Y en Francia y Alemania comenzaba a extenderse una ola de intelectualismo sin precedentes que llamaron "Ilustración". 

De toda esta maraña de acontecimientos, de esa forzosa y bizarra unión del absolutismo monárquico y del progresismo de la ilustración, nació el concepto del "Despotismo ilustrado".

Federico II de Prusia, Luis XV de Francia o Carlos III de España fueron ejemplos de esta tendencia que trataba de adoptar los ideales de racionalismo y progreso a los estándares de esa monarquía. Y todo ello se resumió en una frase simple y con mucho eco en la historia: "Todo para el pueblo... Pero sin el pueblo".
El despotismo ilustrado marcó el desarrollo de la sociedad durante los primeros 70 años de siglo. Y hubiese durado cientos de años más de no ser por la propia naturaleza híbrida del concepto. El novedoso componente intelectualista resultó ser más inflamable de lo que los propios monarcas se imaginaron. Las ideas de Voltaire (antidespotismo), Montesquieu (separación de poderes) o Rousseau (contrato social) terminaron volviéndose en contra de los ideales absolutistas que los amparaban. Finalmente, en 1776 Washington, Jefferson y cía lograron la independencia de EEUU. Trece años más tarde, Francia se consideraba una república tomando la cárcel de la Bastilla. 
Así terminaba el primer periodo de despotismo ilustrado en Europa.

Y sí, digo el primero porque ha habido muchos otros. Ciertamente el intento de aliar ideales reflexivos e intelectuales a la casta gobernante no era nuevo ni siquiera en los tiempos del Antiguo Régimen. Podemos remontarnos a la época griega cuando, por ejemplo, podemos encontrar a un anciano Platón que es llevado a la corte del tirano de Siracusa para ayudarle a gobernar (momento de esplendor del forzudo ateniense que ve la oportunidad de llevar a la práctica su sistema político aristocrático), o a su discípulo Aristóteles, convertido en profesor de clases particulares del joven Alejandro.


Y tampoco ha sido el último. Durante la dictadura de la asamblea francesa (de los Robespierre y cía) los intelectuales era necesarios. También lo eran durante la Rusia soviética o en la Alemania nazi (Heidegger o Schmitt como ejemplos).

Pero hoy en día es más cristalina la presencia de los ideales del despotismo ilustrado en Europa. Y en España lo es aún más. Desde que se instauró el régimen democrático actual, la constitución española de 1978 ha permanecido impasible ante los cambios sociales. Han pasado 31 años desde que el Rey la aprobó y no se han registrado cambios.
Cuando se sancionó se proclamó como el documento origen y fundamento del establecimiento de la democracia (ergo, de la justicia, de la libertad, y de la igualdad) en España. Se podría decir que el poder volvía a manos del pueblo. "Todo para el pueblo", ¿Recuerdan?

Sin embargo en pleno siglo XXI hay cosas que merecen, cuanto menos, una revisión a fondo. Al fin y al cabo, no podemos aceptar que nuestro coche tiene averías, sabiendo que ha recorrido más de 100.000km, sin querer revisar su funcionamiento.


Y es que el sistema político se escapa de ese control que tanto cedían al pueblo allá por finales de los 80. Los partidos políticos hegemónicos (PP, PSOE) se vienen siendo beneficiados desde entonces por un sistema electoral que no ha sabido ser un fiel reflejo de la voz de los españoles. 

EL PODER DE LOS REDUCTOS
Cuando se ideó una estructura de poder bicameral (a la manera inglesa) se pensó en ella como método para frenar o corroborar las decisiones del poder legislativo. El congreso sería la cámara de representantes del pueblo (directamente proporcionales a sus votos) y el senado sería la cámara de representación territorial (opción lógica en un país multiforme como es España). Pero nada más lejos de lo que han terminado siendo ambas cámaras. El congreso resultó ser el mejor representante de los partidos peroféricos (normalmente nacionalistas) y el senado una mera cámara ecoica que ratifica las decisiones que toman los diputados. Todo ello por culpa de un sistema electoral ideado por el jurista belga Victor d'Hondt. El sistema d'Hondt es utilizado en gran variedad de países por todo el mundo. Sin embargo en España se ha mostrado altamente injusto. No por el sistema en sí sino por su aplicación. Y es que el sistema premia a los partidos que son fuertes localmente y a los partidos hegemónicos en detrimentos de los pequeños partidos nacionales, también conocidos como 3ª vía: IU o UPyD.
Sería tema de otro post analizar las reveladoras consecuencias que ha tenido para la ciudadanía de los territorios gobernados por partidos locales-nacionalistas el sistema que ha regido este país desde 1978.
Sólo reseñar puntos clave: transferencias en educación o en economía.

EL PODER DE LOS AMIGOS INFLUYENTES
Cuando vamos a votar nos dirigimos a un colegio electoral, cogemos la papeleta del partido que nos de menos rabia, la metemos en un sobre y la introducimos en la urna. En esa papeleta hay una serie de nombres que corresponderán (con un poco de suerte y d'Hondt) en los próximos diputados del parlamento/asamblea.
¿Pero acaso hemos elegido a Fulanito Fulánez, nº3 de la lista e imputado por un caso de corrupción y cohecho? Pues sí. Porque nosotros no podemos elegir a aquellos que nos gusten, nos parezcan más honrados o más guapos. No, lo único que podemos seleccionar es al partido que queremos que nos gobierne. El resto lo elige el propio partido. Eso es lo que se llama un sistema de Listas Cerradas. Esto conlleva que los diputados que representan nuestros intereses son elegidos por el partido y no por nosotros. ¿Y cómo lo elige el partido? Normalmente se decide durante la creación de la estructura de campaña antes de unas elecciones. Y los factores: amiguismo, enchufismo y buenos contactos. Se trata, a veces, de hacer la pelota a quien maneja el cotarro durante unos años; otras veces, de tener buenos amigos que influyen... Pero muy pocas veces son cuestiones de valía personal o profesional. Ciertamente los políticos que están al cargo de los partidos a los que pertenecen no están interesados en tener a gente que rebata sus decisiones o que contradiga sus dogmas.
Con lo cuál tenemos un congreso con unos diputados que actúan como borregos mediante disciplina -ergo: dictadura- de partido. 

Por lo tanto, quien nos gobierna no es el pueblo, me temo. Quien nos gobierna son los partidos. Estamos ante una verdadera "Partitocracia.

---continuará---


pd: el autor del blog "Meditápolis", Meditabundo, apoya y se siente parte de los movimientos pacíficos y surgidos de la ciudadanía que se niegan a contribuir a un sistema político caduco e injusto. Por eso, desde este blog también queremos "democracía REAL ya".

Thursday, April 21, 2011

Microrreflexiones (I)



-¿Por qué sus voces y no las nuestras?
-Porque crean una armonía tan bonita con el paisaje que jamás me perdonaría notas disonantes.

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Poetas: Reíd.
Científicos: Amad

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Los titiriteros nunca consiguieron cuerdas lo suficientemente largas como para manejarse a sí mismos... de ahí surgen todas las religiones.


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Demiurgos del mundo, alejaos.


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Tras horas de deliberación y momentos tensos, el tribunal eximió a Platón de todos los cargos. Consideró válido el argumento del "Derecho a Cita" y salió absuelto del caso contra los herederos de Sócrates.

Saturday, April 16, 2011

¡¡Meditápolis cumple 5 años!!


"Se inaugura el blog más dlfjkahsnfjkah y añslkdjalsdkj de todo el universo guéb."

Estas palabras tan absurdamente esclarecedoras fueron las elegidas para romper mi virginidad con la blogosfera... allá porAbril de 2006.

Resulta que dentro de 2 días, el 18 de Abril, se cumple 5 años de la publicación de ese primer post que podeis leer de manera completa aquí.

Es increible la capacidad que tiene el tiempo para pasar a tu lado sin que apenas pestañear. Hace cinco años recién empezaba la carrera y era un individuo con ganas de arrasarlo todo con mi voluntad crítica. Ahora, licenciado y con más arrugas en la frente, noto como ha cambiado mi manera de reaccionar frente a las cosas. Esto no quiere decir que no me siga levantando hacia las cosas que me enfrentaba antaño, pero... digamos que la experiencia hace que uno reaccione de manera más sosegada.

Decía Carlito Brigante, el protagonista de la película de Brian de Palma "Carlito's way", que "uno no se reforma, sólo pierde fuerza con el tiempo". Quizás es lo que en cierto modo nos pasa a todos, simplemente es una cuestión de ciclos vitales... Yo sigo indignándome por aquello que me parece injusto, pero quizás halla perdido la fuerza para batallar.

Pero este es un post de recuerdo agradable y ligera digestión.
5 años, 34 entradas y nosecuántosmil comentarios. Las cifras podrían ser más altas, sobretodo en cuanto a número de post publicados. Durante dos años (2006-2008) el blog estuvo en esgtado vegetativo. Después se sucedieron dos años con una gran cantidad de entradas, pero durante los últimos dos años sólo un par de post... 
En fín, la campana de Gauss me persigue.

Pero con motivo de este 5º aniversario hemos tirado la casa por el retrete. Por un lado, al fín he cambiado la cabecera del blog. Hasta ahora estaba la que he puesto al inicio de este post. La nueva, que repite fotograma de "El Séptimo sello", está más estilizada y tiene la marca del 5º aniversario (5 años: 2006-2011). Además, en colaboración con Radio JLG, hemos empezado a realizar una serie de especiales sobre Meditápolis a través de un programa de radio que nace con la convicción de volar del nido y establecerse independiente: Radio Meditabundo.

A continuación os presento el enlace al primer programa de Radio Meditabundo, con un invitado ilustre, buena música y muuchos recuerdos.

Primer Programa de Radio Meditabundo


Pd: Ah, una cosa más. Los agradecimientos: A todos aquellos que han tropezado de manera accidentada o casual en este blog y con los que he mantenido debates o juicios. Y a todos los que me han insistido en su momento para que siguiese escribiendo.
Gracias a mis 11 seguidores, y a todos los meditabunderos que han ojeado alguna de mis pamplinadas.
Gracias especiales a Danru, ella fue la que en una ociosa tarde de Abril me solucionó el problema del aburrimiento hablándome del asunto de los blogs y aconsejándome que escribiese uno: la génesis de Meditápolis. Ella fue, además, la primera que comentó esa entrada hace casi casi... 5 años.