Thursday, July 01, 2010

Lección de historia natural


Yakuga era el demiurgo mejor considerado Dios Gabawa. Este le confió los más importantes encargos de la creación primigenia. Hizo los ríos más bellos y las montañas más impresionantes. Era especialmente detallista con el mundo de los animales superiores, a los que les daba aspecto y propiedades. Le dió plumas y alas a algunos para que pudieses dominar los aires, aletas y escamas a otros para que lograsen moverse por el agua, y patas de distintos tipos a los terceros para que caminasen por la tierra.

Pero, pese a gozar de gran popularidad como artista del génesis, desde el principio tuvo que soportar las impertinentes interferencias del "políticamente correcto" y burocrático Sistema Taxonomizador Central (STC).
Las primeras quejas del organismo estaban relacionadas con el delfín y la ballena. "-Pero si viven en el agua no pueden ser mamíferos!!"
Yakuga les tuvo que explicar que él no actuaba de formar pragmática sino movido por su caracter creativo. Simplemente le gustó la idea de unos animales acuáticos que no tuviesen nada que ver con sus compañeros de carreras.

Al poco tiempo, los del STC volvieron a quejarse públicamente. Esta vez se trataba de un animal que pese a tener alas, era también mamífero. "Eso que usted llama Murciélago, además de ser una aberración taxonómica, es feo y creemos que se trata de una broma suya al ponerle alas a una rata común." Yakuga, ya ciértamente molesto, les trató de explicar la importancia de la constitución original de los seres en un mundo que estaba aún por hacerse.

Pero cuando el organismo tocó por tercera vez a su puerta, reclamando ante el mismísimo Gabawa el rechazo y la desligitimación ante lo que ellos llamaban "aberración anti-ética sin límites", Yakuga entró en cólera. Lo que consideraban aberrante era la creación de un ser de los llamados "reptiles" que no tenía patas. "Esa cosa llamada Serpiente. ¿Cómo se va a desplazar por la tierra?" "¡Será pasto de los depredadores!"
Una vez más a Gabawa, que tenía en gran estima a su demiurgo favorito, no le importó lo más mínimo las quejas del STC y le dejó total libertad en sus dos siguientes creaciones.
Yakuga, que quería darles una buena lección a los burócratas puso todo su esfuerzo en estos dos seres. Debían tratarse de dos seres especiales y muy estraños. Pasó días enteros pensando en la la máxima aberración posible. Dio largos paseos por el mundo intentando captar la inspiración observando los seres ya creados. Algunos eran feos, otros muy bellos. Unos altísimo como un gran arbol, otros pequeños como un arbusto. Necesitaba algo realmente especial y único...

Al día siguiente se presentó en las oficinas del STC con sus dos propuestas. Era un proceso meramente informativo porque ya contaba con la expresa autorización de Gabawa, que le había pedido que antes, como mero gesto de respeto, se lo mostrase a los del organismo.

"-Aquí están: estos dos seres son fruto de un largo desarrollo mental y creativo. Espero que les gusten. Ambos son mamíferos.
-El primero se trata de un ser pequeño, sin pelo, que se desplaza mucho más lento que sus compañeros, no sabe cruzar de rama en rama como sus vecinos los monos, no tiene un gran caparazón como las tortugas, carece de patas con pezuñas como los rumiantes, y es lo suficientemente alto como para ser divisado fácilmente por cualquier gran depredador."
Los miembros del STC se miraron anonadados. Esta vez ni siquiera había creado un ser con capacidad para resistir. Era enclenque y torpe. Seguramente se tratase del ser más inutil e indefenso jamás creado.
-¡Pues para ser fruto de ese largo proceso, le ha salido bastante mediocre!
-Puede que se me haya olvidado comentarles que contiene una facultad con la que es capaz de derrotar a todos los demás seres. Le he dotado de Raciocinio."
Los miembros saltaron con furia y enrojecieron de rabia "¿pero como se atreve?" "¿pero no se da cuenta de que es peligrosísimo dotar a un animal de esa habilidad?" "¿No entiende que corremos un enorme peligro si toman conciencia de nosotros?"
Como, después de todo, carecían de capacidad de veto, tuvieron que calmarse. Yakuga, sin embargo, estaba guardando su mejor carta. Empezó a hacer trazos en la pizarra de la sala.

-Y, por último, les muestro mi mejor creación. Como no se me ocurría ninguna propiedad nueva e intersante decidí hacer un poco de mezcla. Se trata de un animal mamífero, acuático...
-Eso ya lo inventaste, te repites -le espetó uno de los miembros más enrojecidos.
-Perdón, si me dejan continuar...
-Adelante.
-Decía: Mamífero acuático que puede caminar por la tierra... y venenoso.
Las caras de los miembros del organismo empezaron a enrojecer. No se esperaban lo que venía a continuación...
-Además- Siguió Yakuga -Tiene patas con garras en su parte delantera y palmípedas en su trasera. ¡Ahh, y me pareció divertido ponerle cola de castor para darle un toque cómico que ya se echaba en falta en la naturaleza!
Los burócratas comenzaron a marcharse indignados en forma de protesta. Se trataba de una broma demasiado pesada. Comenzaron a desalojar la sala y fueron quedando cada vez menos...
-Más que boca, se podría decir que tiene pico en forma de pato y vivirá en una zona pequeña del mundo.
De pronto Yakuga se dío la vuelta para terminar su explicación cuando vió la sala vacía. Con una sonrisa de satisfacción, observó que sólo quedaba una señorita muy interesada en la presentación.
-¿Algo más?- le preguntó entusiasmada.
-Sí, además pone huevos.
-¡Fascinante! ¿Y como se llama?
-¡Ornitorrinco!

Desde entonces muchos biólogos se preguntan ensimismados cómo fue posible la evolución de semejante especie. Todavía no se han dado cuenta de que, al fín y al cabo, ornitorrinco y humano son compañeros de quinta.



-Dedicado a BLABLABLA!-